No puedo dejar de pensar en tu tanga.
Asoma por tu pantalón y mi imaginación se vuelve loca.
Pensar en cómo lo aparto con cuidado para que mi dedo reconozca tu interior una vez más.
Para que mi dedo se moje y entonces necesites que te folle desesperadamente.
No puedo dejar de pensar en tu tanga.
Que espera paciente a que terminemos, a que te aferres a la pared como puedas mientras te penetro y acabo con mi vida dentro de ti.
Que observa tranquilo como te agarro las nalgas, como intento alcanzar tu cuello, tus maravillosas tetas.
No puedo dejar de pensar en tu tanga porque quiero comérmelo, ahogarme con él y que todo me sepa a ti.
Quisiera llevarlo como pañuelo al cuello para que todo me huela a ti. Si es posible dímelo. No tardes.
Me obsesiona tu tanga porque está junto a ti donde más te quiero, donde te siento mientras te beso, donde sé que eres mía. Donde es mi casa. Donde te deshaces en mi polla o en mi mano o en mi boca.
Donde te deseo como nadie te ha deseado nunca. Donde se puede terminar todo porque estando ahí ya da igual, ya hay un sentido. El sentido de tus entrañas.