viernes, 31 de agosto de 2012

Relato 15° Sexo no consentido en la iglesia...


Eran las cinco en punto. Mónica y Bea se miraron, sonrieron y entraron a la iglesia. El templo estaba vacío, la luz entraba por las ventanitas. Y se veía el polvo en el aire.
-Debe de estar dentro-dijo Bea-Vamos.
Se encaminaron hacia la sacristía. Tocaron a la puerta y se oyó una voz desde dentro que decía: Pase.

 Y pasaron las dos chicas, tan cortas de falda como de moral. Tan aburridas como salidas. Tan irreverentes como atrevidas. Tan sedientas de venganza como cachondas.
-Hola padre-saludó Bea desde su camiseta de tirantes rojos y su faldita vaquera..
-Hola, hijas-contestó el cura visiblemente nervioso mirando hacia otro lado para no ver el escote de Mónica, que parecía llamarlo- No podéis venir así a la casa de Dios, tenéis que guardar un recato.
-Pero padre, no me diga que no le gusta- Y Mónica se apretó las tetitas haciendo canalillo y haciendo sudar al hombre.
-Hija, yo no soy hombre, sirvo a Dios. No juegues con eso.
-¿Con qué, padre?- y lo arrinconó con su camiseta amarilla a punto de reventar. No llevaba sujetador y se le marcaban los pezones exageradamente, y esas tetas tan ricas...
El cura casi se cae, pero se fue hacia atrás y lo sujetó Bea que en un movimiento rápido lo maniató con un pañuelo.
-Te tenemos hijo de puta. 
-¿¿¿Qué hacéis??? ¿¿¿qué queréis???
-Te vamos a follar cabronazo. ¿No te acuerdas cuando nos dejaste encerradas 5 dias porque nos encontraste tocándonos en el campamento hace tres años? ¿Cuando se lo contaste a nuestros padres y nos dejaron sin vacaciones ese año? Cuando nos metieron en el internado ¿¿no te acuerdas, frustrado de mierda?? ¿¿No te acuerdas??-le gritó Mónica muy enfadada mientras le tocaba el paquete.
-No, por favor, ¡¡no!! -suplicó el hombre desencajado- ¡¡No podéis hacer eso!!
-Ya verás como sí podemos... -le dijo Bea al oído desde atrás mientras le aseguraba el nudo del pañuelo.
-Cállate cerdo, o le diremos a todo el mundo que nos querías forzar.
-Ponte de rodillas ya, coño, venga, ¿¿es que no me oyes??
El cura se desplomó y casi lloraba de la angustia. Entre lamentos comenzó a rezar: -Creo en Dios Padre, todopoderoso creador del cielo y de la tierra... Creo en Jesucristo, su único hijo...

Bea le sujetaba la cabeza y Mónica se subía la falda y se bajaba las bragas. Se le acercó hasta ponerle el coño en la cara: -mira cabrón, un chocho, exactamente el que me tocaba ella esa noche.
Se dio la vuelta  le puso el culo en la nariz y lo restregó. 
No por favor- se oía entre susurros y rezos...
-¿Qué pasa? ¿Que te pones cachondo? No puede ser, tú no te puedes poner cachondo¿no señor cura? Eso es pecado- le decía Bea que sí se estaba poniendo muy caliente al verle el coñito a su amiga y ese culo, cómo lo movía, daban ganas de comérselo. 
Y soltó al cura que estaba en estado de shock arrodillado, llorando, y empezó a tocarle el chochito a Mónica, le metió la mano entre las piernas y la lengua en la boca hasta la campanilla.-Tía chúpamelo- le pidió Moni- me está poniendo muy cerda este cabrón llorando. Seguro que está empalmado el muy asqueroso. Uffff...

Bea se agachó y la lengua la metió ahora en el clítoris, le chupó todo el pelito y los labios y todo lo que encontró. Mónica se retorcía con las piernas abiertas y se sacaba las tetas de la camiseta amarilla. Grandes y duras. Cogió la cabeza de su amiga y la apretó para restregarle el flujo por toda la cara. Miraba al cura y le decía: mire que perra soy y como me gusta que me chupen hasta correrme. Mire la lengua de Bea, mire, padre, qué putita es, cómo le gusta chupármelo todo...
Bea paró, y relamiéndose la cara mojada le dijo: date la vuelta putón, que vamos a enseñarle al curita como te meto el dedo.
Dicho y hecho, el culo de Mónica pasó a primer plano y Bea comenzó e meterle el dedito , paraba y escupía y seguía el dedito su camino... Paró y le puso la mano en la cara al cura. Le metió el dedo en la boca. El hombre empezó a respirar con dificultad. Repetía como un latiguillo: no por favor, no, por favor...

-Pues va a ser que sí- y Bea lo tumbó y se puso encima de él de pie sin bragas y a la altura de la boca se bajó y le meneó todo el conejo. A la vez Mónica, caliente como ella sola le subió la sotana y soltó un grito de asombro al ver un enorme pollón tieso como un palo. 
-Joder con el párroco. Si lo sé te violamos antes. Mira qué rabo cariño. 
Pero Bea estaba muy ocupada masturbándose en la nariz del padre. Parecía poseída. No paraba de moverse. Sólo se oía un murmullo ahogado. 
-Saca la lengua perro, chúpame, así, así, perro- le gritaba entre jadeos.
Mónica le chupaba la verga desesperada, se la metía entera, le escupía, se la volvía a meter. 

Si alguien hubiera entrado en ese momento hubiera alucinado. 
Bueno, se hubiera puesto muy cachondo, pero mucho...
El cura atado, tumbado, con la sotana arremangada en la cintura. Una chica encima de su cara moviendo el coño desde atrás hacia adelante sobándose las tetas, pellizcándose los pezones, con los ojos cerrados, completamente extasiada... y otra a cuatro patas chupándole el pollón, un pollón enorme, duro, rico y lleno de saliva, chorreando babas... a cuatro patas con el culo fuera.

-Bájate Bea, ven a comerte esto conmigo que ahora nos la vamos a meter enterita.
-Mmmmm... voy para allá. Ay qué rico, por favor...uff, estoy empapada, este cabrón me ha mojado toda. 
Levantó la pierna y la pasó por encima dejando al pobre hombre lleno de líquidos, rojo como un tomate y rogando al cielo como podía: por favor, no me hagáis esto... no me hagáis esto, ¡¡¡señor ayúdame!!!

Bea bajó hasta que tuvo la polla delante , Mónica se la puso en la boca y  empezaron a chupar como dos zorritas mientras miraban al cura y se relamían...Y se besaban y chupaban y las lenguas se paseaban, jugaban y se enredaban. De repente una se metía el pollón entero, luego la otra...
El cura iba a reventar, luchaba con todas sus fuerzas pero su cuerpo iba por libre. Estaba demasiado caliente para poder moverse. Intentaba concentrarse, cerrar los ojos, pero aquellas dos putas no le dejaban. Siempre había sabido que eran una guarras pecadoras pero esto clamaba al cielo...
Nunca había hecho nada así. Se encontraba en un estado de confusión, le dolía el cuerpo, la polla, los huevos, intentaba que no se hinchara pero era demasiado tarde...

-Cariño, vamos a follárnoslo, no puedo más-Y le comió entera la boca a Bea.
Esta sujetó el rabo y Mónica se sentó a horcajadas y empezó a subir y bajar...Joder, qué polla, qué bueno, qué gusto, cabronazo. ¿A que te gusta mi coño? ¿A que te gusta como te aprieto? ¿A que te gusta como te follo?
Y mientras se besaban y se sobaban y se toqueteaban las tetas. Y Bea se masturbaba y le enseñaba el panorama al cura, casi poniéndole otra vez el chocho en la cara... Hijo de la gran puta, eres un hombre como todos y te vamos a follar como cerdas. Y vas a saber lo que es correrse de gusto.
-Nooo, nooo-no podía ya ni hablar, era demasiado ya para él. Intentaba no sentir pero como no iba a sentir si es que donde mirara veía culos, coños, tetas, lenguas, zorras...

Entonces Bea dijo: yo quiero polla, quita que yo quiero, quiero polla, yo quiero también...
Y Mónica se salió, se agachó y la chupó, la saboreó, se la zampó bien y la preparó para que se la metiera su amiga.
-Sube mi niña, toda tuya-le dijo mientras le guiñaba un ojo.
Y Bea se montó y como loca se folló al cura, como si estuviera tirándose a un cacho de plástico, como si hubiera pegado el consolador al suelo. Se movía como un resorte, como si fuera un muñeco...
El hombre no hablaba, estaba en trance, se estaba poniendo morado literalmente. Mónica le puso las tetas en la boca. Él intentaba mirar para otro lado pero ella le tenía la mandíbula agarrada: aquí cerdo, mira aquí, cómetela, que sé que te gusta! -Nooo-y lloraba y se desesperaba.
Y la teta lo ahogaba mientras por abajo le exprimían y usaban hasta sacarle toda la leche.
-Este curita se va a correr... Siiii- Y Bea se corrió en la polla de aquel hombre mientras se tocaba el clítoris y saltaba literalmente. Casi se cae desmayada...
Se salió, le dio el tiempo justo para cogerle el pollón y menearlo como una zambomba provocando una corrida de impresión. Nunca habían visto a un tio llorar mientras se corría y menos gritar que no. 
Salió la leche, y con toda la mano mojada se fue hacia la boca y le metió los dedos dentro y se los refregó: -tu lechita, cerdo asqueroso. 
Y ten cuidado con lo que haces, te vamos a seguir follando cuando nos dé la gana. Te vamos a seguir poniendo cachondo perdido, a enseñartelo todo en cualquier sitio. Vas a ser nuestra perra cachonda. Te enteras, ehhhh! Mira como se pone Moni cuando te cojo la carita y te regaño. Mira qué putón, eso le pone muy cachonda...
Y Moni se tocaba el coño, se le resbalaban las manos, se iba a correr mirando la escena, viendo al cura chupar al leche de los dedos de Bea...
Y se corrió como una bestia. Chilló y se retorció. Por fin se habían vengado de aquel cabrón reprimido. Años esperando esto.
Se colocaron la ropa y le soltaron las manos. No podía reaccionar. 
-Si te hemos hecho un favor. No te quejes, muchos matarían por esto. Te lo aseguro...putita. Mmmm...vas a ser nuestra putita. Nuestra polla particular... Adios guapo...
Y saliendo de la iglesia se rieron a carcajadas y se besaron muy fuerte. Moni le cogió el culo a Bea: -Ufff, me pones otra vez, pero qué putón eres, ¿te ha gustado esa polla, ehhh?
-Ya te digo cariño, ya sabes, cuando quieras la tenemos. Tenías que haberle pegado. 
-Jajaja...la próxima vez, ¿no?
                                                

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