Definitivamente ayer fue un día memorable. Me acuerdo y me entra
la risa tonta. Ay la vida, qué sorpresas te da. Dos meses sin follar y
esto, ufffff... sin palabras. Y pensar que me había levantado de mal humor...
Pues sí, no me sonó el despertador y ya me levanté de los nervios.
Con la sábana pegada del calor de agosto. En un minuto me refresqué en la
ducha, agarré el vestido más pequeño que vi, uno rosa como de niña, con manga
corta, por no irme en pelotas, que ya me hubiera gustado, joder, qué calor, era
insoportable. Cuando entré en la tienda con la magdalena
en la boca me tiré literalmente al mando del aire acondicionado y dado mi
estado de no follar, sé que me repito pero es que estoy fatal, bueno, estaba...
en fin, pues eso, que cuando me dió el aire fresquito en la
cara y el escote creo que mojé las bragas.... Mejor dicho, estoy segura.
En éxtasis polar estaba cuando se abrió la puerta de golpe,
sonaron las campanitas, clin, clin, clin, y entraron dos mujeres riéndose a
carcajadas. Una alta, tipazo, vestido ajustado azulito, sandalias y melena
larga negra. La otra también muy resultona, rubia teñida, media melena y otro
vestido, esta vez blanco y un poco transparente. Lo sé porque lo primero que vi
fueron sus pezones. Vendo
lencería. Es deformación profesional. Me fijo en esas cosas: tetas y culos. Y
vi claramente unos pezones duritos que saludaban desde el vestido. Hola, pensé, ¿qué tal, chicos?
Pues entraron los pezones y ellas a carcajada limpia, ya lo he
dicho. Reaccioné como pude al Hooooolaaaaaaa que dijeron a la vez.
Hola, buenos días chicas, ¿en qué os puedo ayudar?
Hola, cariño, pues queríamos ver qué tienes, no sé, en corsés, por
ejemplo, ¿¿¿no, mi amor??? le preguntó la alta a la rubia.
Ay, sí, a ver qué tienes por ahí.
Yo soy la que paga así que hazme caso a mi, nena- y me guiñó el ojo la alta, mientras le
tocaba el culo a la otra apretándolo de forma que la rubia dio un brinco. Yo me
reí instintívamente. Pensé que me hacía falta que me tocaran el culo, mucha,
pero mucha falta.
Les señalo el probador y saco de la estantería dos modelos: uno
blanco y otro negro. Se los acerco. Estaban las dos en el mismo probador... Hay confianza me
dijo la alta sonriendo, ¿verdad Mayte, cariño?
Mucha soltó la rubia.
Pero, nena, esto es divino... Ohhhh...coño, ¿cómo se abrocha? Oye,
guapa, ven un momento, ayúdanos...
Me acerqué, corrí la puerta.
Y allí estaba ese pedazo de mujer con un tanga pequeñito y un culo
estupendo, dándome la espalada con el corpiño negro puesto intentando
abrocharle el blanco a la otra, que así en braguitas también estaba muy buena.
No me gustan las tías así en general pero reconozco que me pone
ver cuerpos bonitos. Curvas sobretodo. Y claro, en mi estado de abstinencia pues
cualquier cosas me pone, como ya estaréis pensando.
Me dispuse a abrocharle aquello corchete a corchete.
Rocío que se llamaba la alta, se pasó delante de ella. De repente
las tres en el espejo, nosotras dos rodeando a Mayte. Oh, los espejos. Me ponen
tan cachonda. Multiplican el placer, siempre lo he dicho. Ponga un espejo en su
vida, o más, cuantos más mejor...
Observando el trío estoy cuando veo como Rocío le toca las tetas,
le pellizca despacito los pezones. Esos que apuntaban desde el vestido antes.
Preciosos y tiesos.
Pero qué rica está mi niña, ¿te gusta, eh, golosona? Y se reía. No paraba de reírse.
Y yo haciendo lo posible por seguir abrochando aquello. Joder, me
estaba mojando. Y si tenía alguna duda cuando noté unos dedos en el escote,
bajando hasta MIS pezones supe seguro que estaba empapada. Mi coño iba por su
cuenta. Miré enfrente y vi como había alargado los brazos rodeando a su chica y
ahora me tocaba a mi.
Ay madre, que yo alguna vez he hecho algo parecido, una vez un
trío con dos tíos, alguna chorrada de madrugada en estado catatónico que ni me
acuerdo bien... pero en la tienda, con dos tías, joder, sí, ya lo sé, otra vez
joder, pero es que no me salía otra palabra.
Sin saber cómo, como si mi cerebro también fuera por libre, dije Espera, que cierro
la puerta. Estaba
respirando muy fuerte, acelerada. Rocío me volvió a guiñar un ojo y me miró
agachando la cabeza. No dijo nada. Volví en dos segundos, nerviosa, muy
caliente. No sabía qué iba a pasar pero me daba igual, de perdida al río...
otra como esta no iba a tener.
Me pongo en la misma posición de antes, relamiéndome con el
sandwich que formamos en el cristal. Aprieto la vagina hasta no poder más. Me
doy cuenta del tiempo que lleva la pobre sin catar nada. Y ahí cerca justo noto
una mano, la de Mayte, la rubia, que rebusca por lo bajo en el vestido y rasca
mi braga, el bulto que hacen mis pelitos en la tela. Y yo me quiero morir. Tengo tres manos en mi
cuerpo dándome gusto. Gracias diosmio, y me río sola, claro. Para mis adentros.
Y a ti, ¿te gusta también,eh?¿Cómo te llamas, preciosa? me preguntó Rocío.
Inés, jadeé más que contestar. Sí, está muy rico, muy bueno. Me
encanta. Sólo me faltó decir: no paréis pordios. Pero como si lo hubiera dicho
empezaron a tocar más deprisa.Yo movía mi pelvis de delante a atrás y sacaba
las tetitas, que rozaba en la espalda de una y en las manos de la otra. Cómo me
estaba poniendo, uffffff...
Cuando las vi besarse creí que me caía. Yo quería, quería las dos
lenguas en mi boca. Creo que empecé a babear. O por lo menos salivaba seguro...
Sólo veía manos y lenguas en aquel maravilloso, increíble,
oportunísimo, espejo. Joder, una vez más. Qué peli porno tenía montada en
el probador.
Mayte tenía una mano en mi coño y otra metiéndole mano a Rocío por
delante. Qué foto teníamos. Insuperable.
Cuando oí como Rocío susurraba un Vamos a jugar con
la nena, ¿sí mi amor? Que no puede más, mira qué cachonda se ha puesto, cómo se
mueve. Mmmm, mira qué sabrosita está. ¿Te apetece sorberle el juguito? Venga,
como tú sabes, haz que grite, cariño... me
tambaleé.
Menos mal que me sentaron en el taburete no sin antes meterme la
lengua hasta la campanilla. En el espejo parecía un zombi.
Mayte me sacó las bragas y yo, ida por completo abrí las piernas y
le puse el conejito chorreando delante de su cara. Estaba agachada, en cuclillas,
enseñándome una lengua larga que no paraba de moverse y que hacía que mi coño
casi gritara, Chúpalo de una puta vez. Y eso empezó a hacer, ahí sí creí que
perdía el sentido. Apreté las piernas en su cabeza y entorné los ojos. Veía a
Rocío como se tocaba y me decía Inés, cielo, mira lo que tengo para ti. Y
acerté a ver un bulto en su tanga y no sé cómo se sacó un pedazo de polla que
debía estar pegada hacia atrás, y se la agarró, muy dura y me la acercó a la
boca. Mi cabeza no daba más de sí. ¿¿¿Cómo
no me había dado cuenta??? Me
había fallado el instinto...claro, para pensar en instintos estaba yo...
justo... Lo único que pensaba es que estaba echando en falta un buen rabo
y lo tenía delante a punto de follarme la boca. Ufffff....
Y eso fue lo que pasó. Me lo metió entero y yo tragaba ese trozo
de carne como si fuera el último manjar de la tierra. Estaba deliciosa. Me
sabía a gloria. Como la comida de coño que me estaban haciendo por abajo.
Pensé que me moría del gusto, cuando oí Espera que me voy
a follar a mi chica un poquito, y
sacó el pollón de mi boca, se agachó y dirigió el palote hacia el agujero de
Mayte. Cogió el culo por los lados y comenzó a entrar y salir. Las tetas se le
movían, botaban a su aire y yo estaba flipando. Entre el calentón brutal y
todos los detalles no podía más.
Mayte notó dentro aquello y se afanó más aún en lamer todo mi
flujo. Parecía un perro muerto de sed. Yo encantada. Bébetelo todo, puta,
pensé, ya salida perdida que estaba, claro.
Repito: no podía más, grité Fóllame
a mi , por favor, métemela un poquito, miré a Rocío casi suplicante. Ella
volvió a sonreirse, Bueeeeno,
cómo está la niña, si quieres pollita tendrás que comer... Nos pusimos de pie y cogió las
tetas de Mayte por detrás rodeándola y me las ofreció. La verdad es que me moría por probar esos pezones oscuros. Los
chupé, primero uno, el otro, luego los junté y los dos a la vez. Carnosos,
tiesitos, riquísimos.
Ahora, abajo, mi amor... me señaló Rocío el culito mientras le daba
la vuelta a Mayte y le bajaba la espalda enseñándome todo el orificio que yo me
empecé a comer sin pensar. Sólo notaba lo redondo que era, cómo se abría, cómo
entraba la punta de mi lengua, que no paraba quieta.
Le dió la vuelta, y la sentó a ella ahora. Me puse a cuatro patas y mi boca buscó
los pliegues mojados para rebañarlos. Y los encontró, qué bien sabían.
Sentí como me agarraban por detrás y me llenaban hasta el fondo. Uaaaaauuuuuu... Me corrí de la impresión, ya
no aguantaba más. Y devoré el chocho de Mayte como si no hubiera un mañana...ni
un pasado ni nada...
Absoluto placer, gratísima sorpresa por partida doble, qué
mañanita, JODER. Me había levantado cabreada, llevaba semanas cabreada, la
verdad. Y allí estaba,
cerda a más no poder, follada por un travesti y comiéndome a su novia,
mmmmmm... Un travesti y su novia... Esto no se lo va a creer nadie...
En esto que se saca la polla de repente con un Venid aquí
chicas...
Machacándosela, sigo alucinando con el rabazo que se gasta, JODER,
una vez más. Me incorporo y me apoyo en Mayte de forma que se juntan nuestras
boquitas. Mi mano se va a su vulva para seguir con el trabajo que hacían mis
labios, rozo el clítoris que está a punto de caramelo. Rocío nos da en la cara con
su miembro preparado para reventar. Y revienta, y sale todo. Y abrimos las
bocas y nos llena de leche y noto como se estremece la rubia y se corre en mi
mano. Me moja. Siento líquido en mi cara, en mis dedos.
Estoy borracha de calor, estoy mareada de lo caliente que está todo. Beso a la
rubia, se mezcla el semen con la saliva, nos morreamos despacio. El olor a sexo
lo tiñe todo de erotismo. ..Todo tan suave. Noto como se mueven los dedos de
mis pies...ellos solos...
Tras unos segundos me siento en el suelo, bueno, nos sentamos las
tres. Lo único que atino a decir es Gracias... y se mueren de la risa, se
besan, se besan mucho.
Y otra vez un guiño con un A ti, princesa... que a mi me supo a postre perfecto. Era lo que necesitaba: que me llamaran
princesa después de joderme viva. Eso era...
Me sentí llenita de todo, rebosada y muy ligera. Me había quitado
el cabreo de encima para una temporada ... Y sí, si no fuera porque estaba
viendo las gotas de semen en mi cara reflejada en el espejo... hubiera creído que
estaba soñando.
Nos levantamos y después de ponernos la ropa en su sitio, me
compraron los corsés que tanto juego habían dado ¡De recuerdo! soltaron entre risas y nos
despedimos encantadas de la vida.
Ay Inés, pues no te habrás portado tan mal cuando te pasan estas
cosas... y el resto del día con la boca abierta estuve en un calentón
constante... apretando todo el cuerpo, erizada, uffff, cada vez que miraba al
probador...con todas, absolutamente todas mis partes, recordando cada momento
de ese fantástico comienzo de mañana...
Excelente. Voy a por la segunda.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado!
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